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Última actualización: 5/6/08
::: Tipos de trabajo ::: En Argentina ::: En Sudamérica

 

En un amplio y acrecentado sector de la sociedad argentina se acentúa la necesidad de una incorporación temprana de los hijos a la actividad laboral para contribuir al ingreso familiar. Como lo han probado diversos estudios, se ha agudizado de manera marcada la situación de privación de las familias en situación de pobreza y se ha ampliado muy significativamente la proporción de hogares con niveles de ingresos insuficientes para cubrir sus necesidades básicas. Actualmente es considerable el número de menores que trabajan y también de los que se encuentran buscando empleo.

Como es bien conocido también, en el contexto de una desfavo-rable situación en el mercado de trabajo se amplía la presencia de quienes se ven obligados o impulsados a aceptar condiciones de empleo que no se compadecen con lo determinado por el marco legal vigente y que, en no pocas ocasiones, los lleva a desem-peñarse en situaciones de trabajo inadecuadas, de riesgo o peligrosas.

Teniendo en cuenta que entre las implicaciones del trabajo infantil sobresalen aquellas relativas a la educación y la formación profesional del niño, es que el trabajo infantil puede dar lugar al analfabetismo y provocar la deserción escolar.

La discriminación del niño que trabaja excluye al sujeto en dos sentidos, en el de la exclusión que siente como víctima y el de la exclusión como postergación por el lugar que le otorga el grupo social, al no tener iguales oportunidades de acceso al descanso apropiado, esparcimiento, juego, actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en la educación.

La principal causa del trabajo infantil es la pobreza y las familias que la afrontan se ven obligadas muchas veces a recurrir al trabajo de todos sus miembros, inclusive de escasa edad. En el caso del niño que ha roto sus vínculos familiares, el trabajo es una opción individual e ineludible.

El trabajo de los niños es una realidad de larga data, cuya magnitud, características y tendencias son insuficientemente conocidas. Contribuyen a esta situación la diversidad y complejidad de sus formas. Por otra parte, el trabajo infantil no es definido ni internacionalizado ni reconocido por todos de la misma manera, existiendo diferencias a este respecto entre las instituciones oficiales y las no oficiales, los padres de familia y los propios niños, lo que acrecienta su ocultamiento.

El niño que trabaja habitualmente para subsistir y no concurre a la escuela, está hipotecando su futuro.

Algunos datos de nuestro país   En relación con Sudamérica
Según datos de Unicef, en Argentina: El 50% de los niños del país vive en la pobreza
Hay cerca de
300.000 chicos que trabajan
Los niños trabajadores son todos menores de 14 años.

De acuerdo a estudios de Unicef y consultoras privadas, casi 300.000 chicos menores de 14 años trabajan en la Argentina. El
73% de ellos lo hace en zonas urbanas, por lo general en los servicios. El 27% restante lo hace en el campo, en distintas actividades: cuidado de la huerta o granja, trabajos a destajo de tipo estacional e intensivo, cosechas de tabaco o algodón, recolección de frutas o zafras.
  Si bien la incidencia del trabajo infantil es inferior a la que se registra en diversos países de América Latina, una considerable cantidad de niños trabaja en la Argentina. Nuestro país ocupa dentro del continente el undécimo lugar, en orden de incidencia decreciente del trabajo infantil. Sin embargo, dicha incidencia es bien menor en países vecinos como Chile, Uruguay, o en Cuba.

Una proporción considerable de los niños que trabajan se ven sometidos a padecimientos, riesgos severos y condiciones que afectan su salud.

Esta es otra de las grandes deudas de Argentina…

 

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