27 septiembre, 2012
Modelos de negocios
Fuente: Elaboración PAA en base a datos de USDA (2012)
En la Argentina predomina el modelo de producción de biodiesel en gran escala, basado en maquinaria importada de alta tecnología y logrando la mayor competitividad en términos de costos. Estas plantas en Argentina están entre las más modernas del mundo. En esta escala deberían gurar principalmente las compañías petroleras (knowhow distributivo y poder logístico) y las aceiteras (know-how productivo y propiedad de la materia prima principal), aunque solamente las últimas se han dedicado a producir y las primeras comprarán el producto para realizar
el corte obligatorio. Resulta notable que no haya habido una cantidad signicativa de casos de joint-ventures entre estos dos tipos de compañías, dadas las especializaciones complementarias de las mismas a pesar de que este modelo de negocios se dio en muchos lugares del mundo.
A pesar de que el modelo de gran escala es el más difundido, la producción a mediana escala podría ser viable si se la combina con producción animal de algún tipo. Es más, este modelo productivo podría transformarse en un nodo estratégico clave en ciertas áreas del país que están lejos de los puertos y consecuentemente, tienen algunas desventajas
productivas (por ejemplo: costos y disponibilidad de etes, disponibilidad de combustibles, infraestructura local).
Si se toma el caso emblemático del Noroeste Argentino (NOA) se identica que esta área envía a otras regiones del país más de 2 millones de toneladas de soja, por lo menos 1 millón de toneladas de maíz y un millón de terneros; y, por otro lado, adquiere de otras zonas del país alrededor de US$ 100 millones en carne vacuna por año, con los consecuentes costos de etes de entrada y salida durante estas operaciones. Una planta de biodiesel de tamaño con un nivel tecnológico alto generaría alrededor de 40.000 metros cúbicos de biodiesel y prácticamente 160.000 toneladas de harina de soja, con lo cual el proyecto necesitaría alrededor de 150.000 hectáreas.
Con esta alimentación podrían ser alimentadas más 200.000 cabezas de ganado anualmente. Asimismo, cabría la posibilidad de generar un nodo productivo
que exporte a través de Chile hacia los mercados de Asia. Tomando este camino se podrían ahorrar hasta 20 días de ete marítimo, con su consecuente ahorro en logística.
Por su parte, la producción de pequeña escala está destinada a desaparecer, principalmente por problemas tecnológicos y de calidad y viabilidad de productos y subproductos. Solamente sobrevivirá en casos donde el propósito sea estratégico, particularmente la necesidad de combustible en épocas claves del año como lo son la cosecha o la siembra.