EN ARGENTINA

Como ya hemos mencionado, durante el último siglo la temperatura ha aumentado un promedio de 1 ºC en nuestro país. Y en los últimos años, han comenzado a evidenciarse los efectos de tal diferencia:

  • Están persistiendo las temperaturas elevadas -principalmente las máximas- por encima de los valores climatológicos. Esto ha prolongado el verano en gran parte del país y desatado olas de calor –con temperaturas que superan los 40º-, y llevado a récords de consumo de energía eléctrica, la cual -ya vimos- se produce mayormente con combustibles fósiles, y por ende sigue contribuyendo al calentamiento global con sus emisiones de CO2.

  • Se están reduciendo las nevadas en los Andes, de Cuyo al Comahue, lo cual está generando menores caudales en los ríos de los que depende toda la economía de Mendoza y San Juan, y limitando la generación de energía hidroeléctrica donde a su vez y dado el aumento de la temperatura, la demanda de agua está creciendo.

  • Están aumentando los totales de precipitación en la pampa húmeda y principalmente en la semihúmeda, lo que está expandiendo la frontera agropecuaria. Esto se evidencia en los rindes totales de cereales y oleaginosas, y particularmente en los de San Luis, La Pampa y Córdoba. Pero las altas temperaturas provocan el llamado "estrés hídrico", y un mayor efecto para la creciente sequía. Pero como el invierno no deja de ser invierno, las heladas terminan de destruir las pasturas y los cultivos de época, como el algodón.

  • Hay indicios de mayor frecuencia de eventos extremos como fuertes tormentas, tornados, la caída de granizo y de importantes lluvias en poco tiempo, aunque paradójicamente las precipitaciones estimadas totales están siendo inferiores a las normalmente previstas para cada época.