La producción vitivinícola en Argentina se remonta al año 1556, cuando el cura Juan Cedrón plantó los primeros viñedos en Santiago del Estero, trayendo cepas de uva moscatel y "uva país", procedentes de España, desde la ciudad chilena de La Serena para utilizarlo en el oficio ritual de la misa. Aproximadamente medio siglo después los franciscanos importaron uvas malvasías para vinos blancos en la provincia de Salta. También a fines del siglo XVI las órdenes religiosas católicas introdujeron cepas por el Río de la Plata llegando a ser la zona hoy entrerriana de Concordia un importante centro productor de vinos para el Litoral.
El clima favorecía más a unas ciudades que a otras, de este modo algunos de los primeros grandes viñedos se establecieron en territorio de la provincia de Córdoba, siendo importantes los centros administrados por los jesuitas en las estancias de Alta Gracia y Jesús María (creada en 1618) la cual llegó a ser, junto a las de Tarija de las más grandes del Virreinato del Río de la Plata.
Tras las guerras hispanoportuguesas por las cuales España recuperó la Banda Oriental, gran parte de los colonos portugueses capturados en la Colonia del Sacramento y la isla de Santa Catarina fue deportada a territorios hoy correspondientes a la provincia de Mendoza. Estos colonos en muchos casos eran expertos productores de vino y promovieron la vitivinicultura a otros territorios, destacándose también lo que hoy pertenecen a la provincia San Juan, para luego expandirse a toda la región de Cuyo.
En tiempos de la colonia española e incluso hasta los 1870s la preparación criolla de vino era absolutamente artesanal. La Revolución de Mayo significó un impulso para la producción viñatera ya que desde entonces la ciudad de Buenos Aires (e incluso la vecina Montevideo) dejaron de importar los vinos españoles y comenzaron a consumir los producidos en sus alrededores o en las Sierras de Córdoba y el Cuyo.
Atendiendo a los gustos y técnicas aceptadas en otros lugares con mayor historia en la industria, el inicio de la expansión de la producción de vinos se produjo en la segunda mitad del siglo XIX merced a dos factores: un aumento de la demanda interna y el aflujo de una gran cantidad de inmigrantes italianos, españoles e, incluso, franceses (la inmigración procedente de Francia fue especialmente un gran aporte en San Rafael).
El Gobernador Provincial de San Juan, Domingo Faustino Sarmiento, fue quien gestionó, la obtención del primer Vino Malbec, con uvas de cepas traidas de Francia a la Argentina. Así en lo años 1860s -1870s se comenzaron a cultivar las uvas Cabernet, Malbec y Merlot en la región argentina de Cuyo.
Tratándose de un país que consume internamente el 90% del vino que produce, la producción inicial no se orientaba al mercado de exportación. En los 1970s se produjo una moda del gusto por los vinos blancos entre los argentinos, esto significó un excedente de vinos tintos, tal excedente comenzó a ser exportado. Con el paulatino reconocimiento de los consumidores internacionales al llamado "vino del Nuevo Mundo" y luego de los "Vinos del Sur", la producción se fue haciendo cada vez más profesional.

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