Todos estos talleres comparten una partictularidad, al mismo tiempo que los participantes aprenden las técnicas que les permiten dibujar, pintar, modelar, cocinar y expresarse, van aprendiendo cosas más importantes todavía, como sentir confianza en sí mismos, respetar al otro, ser solidarios, trabajar en equipo, solucionar los conflictos a través de la palabra y no de la violencia. La multiplicación de actividades trajo cambios en el refugio. Los talleres pasaron de dictarse en la sede de la organización a hacerlo en distintos sectores de la ciudad. Y también se produjo una apertura a todos los chicos, cualquiera sea su situación socioeconómica; ya que, consideramos que todos necesitan un espacio para expresarse a traves del arte.