17 de Noviembre de 2011

Los sucesivos aumentos de tarifa, sumados a las prolongaciones de recorridos y a la subdivisión de las secciones, provocaron el incremento en la cantidad de rollos usados por las líneas de colectivos del Área Metropolitana. Las máquinas para boletos de rollo no habían experimentado muchos cambios técnicos a través del tiempo, pero ofrecían variedad de tamaños, en relación con la cantidad de secciones de las líneas que las usaban. Para las que tenían un cuadro tarifario amplio, comenzaron a fabricarse boleteras con receptáculos individuales, que facilitaban la reposición de los rollos. Muchas empresas de media y larga distancia usaron estos artefactos, hasta que se generalizó el boleto de talonario para dichas prestaciones. La empresa santafesina Los Ranqueles llegó a llevar dos boleteras de dos pisos, con un total de 48 rollos (5). En otros casos, como el Expreso Cañuelas, se sumaban boletos para llegar a la tarifa de los recorridos más largos.

Boletera de 3 bocas, con apertura individual, utilizada generalmente en líneas con tarifa plana. Actualmente se ven en calesitas.

Boletera de 2 pisos con 12 bocas, apertura por piso, perteneciente al coche 5 de la línea 1 El Halcón (actual 148) en los años '60.

Boletera de 2 pisos con 12 bocas, apertura por piso, perteneciente al coche 5 de la línea 1 El Halcón (actual 148) en los años '60.

Boletera de 2 pisos y 24 bocas, apertura por piso, que fue utilizada en el servicio semi-rápido de la línea 60 a Escobar hasta 1994.