Iniciaron la misma unas setenta madres y abuelas, rodeadas de policías, que marcharon toda la noche, bajo la lluvia y sin luz, ya que el gobierno militar había mandado cortar la iluminación pública en la plaza. A la mañana siguiente casi tres mil personas y otras organizaciones de derechos humanos se sumaron, incluido el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel. Cumplidas las 24 horas, la manifestación marchó por Avenida de Mayo hacia la 9 de Julio, coreando consignas emblemáticas en las luchas por los derechos humanos de los siguientes años. Fue la primera vez también que la prensa argentina cubrió con amplitud la acción de las organizaciones de derechos humanos.