Los cultivos genéticamente
modificados que han llegado al
mercado llevan características que
benefician directamente a la
producción agrícola.
Mejoras en la calidad
Hay muchos desarrollos que incluyen
la introducción o modificación de
características que pueden ser
aprovechadas directamente por la
industria o el consumidor.
En esta nueva generación de cultivos
transgénicos se buscan cambios
específicos en la composición de las
plantas, a través de la modificación en
la proporción de nutrientes u otros
componentes, la biofortificación, o la
eliminación de toxinas y alérgenos
naturales.
La industria del papel podría
beneficiarse directamente con papas
que contengan un almidón con más
amilopectina que amilosa, o árboles
cuya madera tenga un menor
contenido de lignina, mientras que
ciertas modificaciones en las
oleaginosas podrían generar aceites
más aptos para maquinarias y
aplicaciones industriales. Para el área
de la alimentación animal se están
desarrollando forrajes con menos
lignina (más digeribles), y granos
(como el maíz) con niveles mayores
de aminoácidos esenciales, como
lisina y metionina.En la floricultura,
la ingeniería genética está logrando
flores con nuevos colores o que duran
más en el florero. El desarrollo de
frutos (tomates, bananas, melones,
frambuesas, etc.) que maduren más
lentamente podría beneficiar a las
cadenas industriales correspondientes,
e incluso al consumidor, que
podría aprovechar mejor sus
propiedades naturales.