Cata de Aceite de Oliva extra virgen

De un tiempo a esta parte, han aparecido en los lineales de los supermercados —como me gusta expresión— aceites de oliva monovarietales, es decir, elaborados a partir de una sola variedad de aceitunas, lo cual les otorga unas características organolépticas particulares, dependiendo de la variedad utilizada. Aunque la curiosidad me ha hecho probarlos, y he notado sus singularidades en cuanto a aroma y sabor, tenía ganas de saber más sobre el tema. Afortunadamente, en un reciente viaje a Baeza invitado por la Organización Interprofesional del Aceite de Oliva Español, junto con otros bloggers, asistí a una cata de aceites donde pude aprender a distinguir y apreciar los aceites de oliva monovarietales.

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No es que nos vayamos a convertir en expertos catadores de aceite de la noche a la mañana, pero como el saber solo ocupa unas pocas líneas, vamos a ver cómo se hace una cata de aceite, aunque sea en líneas generales.
Lo primero es disponer un poco de aceite en un vaso, normalmente de color azul, ya que el color del aceite no es relevante en estos casos, pues no depende de la variedad de la oliva, sino de otro factores como, por ejemplo, la maduración. En nuestro caso, usamos copas por cuestiones estéticas y fotográficas, pero es algo que no se tiene en cuenta en este tipo de catas, aunque sí debe valorarse en la cocina.
Después, se sujeta el vaso frotando la base con la palma de la mano, para atemperar el aceite y así obtener mejores resultados. Seguidamente, destapamos el vaso y procedemos a oler el aceite con aspiraciones lentas y profundas, tratando de apreciar los aromas que nos llegan.
Tras medio minuto aproximadamente, tomamos un pequeño sorbo, que distribuimos por toda la boca lentamente antes de tragar. Lo que se valora en una cata de aceite es:

  • Las notas del aroma
  • La intensidad
  • El dulzor
  • El amargor
  • El picante
  • El equilibrio
  • La relación aroma/gusto
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