Cuando uno piensa en el concepto Art Car, coches convertidos en auténticas obras de arte, en el sentido más literal de la palabra, es imposible no pensar en BMW. Desde que en 1975, el piloto francés Hervé Poulain encargase al artista Alexander Calder que pintase un BMW 3.0 CSL para correr en las 24 horas de Le Mans, han sido 17 los Art Cars presentados por el fabricante bávaro en estos 35 años. El último, sin ir más lejos, ha sido un BMW M3 GT2 pintado por Jeff Koons, que este año ha tomado la salida en las mítica carrera francesa, aunque con más problemas de los esperados. Otros artistas ilustres que han unido sus nombre a los de BMW han sido Andy Warhol o Roy Lichtenstein.

El último Art Car en salir a la luz, no obstante, no es de BMW. Se trata del Citroën Survolt, un deportivo eléctrico que fue presentado a principios de año en el Salón de Ginebra, y que ha servido de lienzo al artista francés Francoise Nielly, quien ha cambiado el anodino color gris mate del deportivo eléctrico por una espectacular cascada de colores, que verdaderamente llaman muchísimo la atención. En parte, recuerda a esas camisetas desteñidas de colores llamativos que se