En el Antiguo Egipto se escribía sobre papiro (de donde viene la palabra papel), que se obtenía a partir del tallo de una planta muy abundante en las riberas del río Nilo (Cyperus papyrus). En Europa, durante la Edad Media, se usó el pergamino que eran pieles de cabra o de carnero, preparadas para recibir la tinta. Esto era muy costoso, lo que ocasionó que a partir del siglo VIII se popularizara la costumbre de borrar los textos de los pergaminos para reescribir sobre ellos. Sin embargo, los chinos ya fabricaban papel a partir de los residuos de la seda, la paja de a rroz y el cáñamo, e incluso del algodón.