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posteado 09/11/2015


Isidro Ferrer:
“Una buena ilustración genera preguntas”  



El ilustrador español será uno de los jurados de la Bienal del Cartel Bolivia, Bicebé 2015, que se desarrollará en La Paz del 16 al 21 de noviembre.


Isidro Ferrer es una de las figuras del diseño gráfico, la ilustración y la animación en su país. Su labor también es reconocida en otros países de Europa y de América. Ferrer será uno de los jurados de la cuarta edición de la Bienal del Cartel Bolivia, Bicebé 2015.


¿Cuál es la importancia de eventos como la Bicebé y cómo se siente de participar en él?


Eventos como la Bicebé, además de necesarios son de una importancia capital, sirven de argamasa para consolidar la labor de los diseñadores gráficos a la vez que visualizan social y mediáticamente la profesión.


¿Existe una tendencia del diseño gráfico actualmente? ¿Cuál es?


No creo que exista ninguna tendencia en la actualidad, más bien todo lo contrario, conviven todas a la vez, las pasadas y las presentes. El diseño actual es un “cajón de sastre” donde la mezcla, la fusión y el mestizaje es el resultado de la confluencia en la red de múltiples puntos de vista coexistentes en el tiempo y en el espacio cibernético, que es un espacio sin horizonte y un tiempo sin pausa. Si tuviera que denominar esta forma de actuar en el mundo de la imagen, hablaría de “eclecticismo hedonista”. Pienso que esto es el fruto de la sobreinformación.


El incesante flujo de información desemboca a menudo en una sobredosis de estímulos que provoca la parálisis, el infarto o el coma etílico. Toda esta información puede potenciar o anular los puntos de vista personal, yo percibo ambas variables; los que se esconden detrás de lo ya hecho y los que utilizan todo este flujo informativo para construir un lenguaje propio bien fundamentado en la tradición. Aprecio en los movimientos de “tendencia” una mirada nostálgica al pasado, un gran ‘revivalismo’, una necesidad por recuperar un tiempo pasado modelo idílico de construcción personal.



En estos momentos conviven de forma natural muchas de las propuestas estéticas de las décadas anteriores, y todas ellas manteniendo sus peculiaridades. Percibo micro, o macro grupos de diseñadores e ilustradores que se anudan bajo distintas preferencias estilísticas, desarrollando lenguajes contemporáneos con muchos, a veces demasiados, ecos del pasado. Lo que se ha denominado cultura “vintage”. Una especie de “deja vù” con tintes revisionistas con un altísimo (aunque hueco) nivel de realización.


Usted ha optado por hacer sus trabajos gráficos a mano en una época en que la tecnología es lo imperante¿Qué ventajas obtiene de esto?


La ventaja es la obtención de estímulos sensoriales que me hacen sentir mi propia fisicidad de forma latente, potenciando el goce del trabajo manual en la resolución de los trabajos. Me gusta hacer cosas y que esas cosas tengan corporeidad, proporcionándome la experiencia táctil de acariciar la piel de los objetos.


¿Cómo funciona el cambio de registros en su trabajo? Es decir, usted es ilustrador, diseñador gráfico; hace carteles, portadas de libros ¿Es difícil mantener un estilo en todo eso o es algo que no le preocupa?


No me preocupa en absoluto. Por regla general, los autores y los ilustradores buscamos señalarnos a través de la individualidad, de aquello que nos hace únicos, y lo intentamos hacer a través de aquello que llamamos ‘estilo’, rechazando profundizar en la identidad, que es lo que nos hace uno siendo partícipes del todo. A esto lo llamaré caligrafía. El estilo es la forma; la caligrafía es el lenguaje. Con el estilo nos individualizamos. A través de la caligrafía nos comunicamos.

La ilustración ¿es estilo o voz?, ¿es forma o lenguaje? Yo estoy convencido de que es voz y de que es lenguaje. El estilo no es un fin, no es una meta. El estilo es el resultado de un complejo proceso evolutivo que está en constante cambio. El principal problema del estilo es confundirlo con el argumento del relato, confundir el cómo con el qué, y convertirlo en una seña de identificación personal. Uno de los principales problemas de los ilustradores y también de los creadores es primar lo individual sobre lo colectivo, y por consiguiente encerrarse en un estilo.


El estilo es una cárcel, es una trampa; es una característica meramente estética que limita la riqueza del lenguaje, que en muchos casos coarta la amplitud de los gestos expresivos. Yo constantemente me debato entre la fidelidad a mí mismo y la fidelidad a todos los demás, a todos los que me conforman. Ser fiel a mí mismo es un absurdo, porque no sé muy bien quién soy; ser fiel a los otros es ser consciente de mi identidad fragmentaria y poder habitar en la piel de todos los otros.


¿Cómo es el trabajo de ilustrar libros? ¿Cómo encajar toda una historia en una sola ilustración?


Ilustrar libros es un trabajo siempre cambiante, lleno de entradas y salidas, lleno de matices, opciones y posibilidades. Es un trabajo extraordinario y emocionante. Es imposible encajar una historia completa en una sola ilustración, cualquier intento por hacerlo está abocado al fracaso. Una buena ilustración no da respuestas, al contrario, genera preguntas.