Los años de Newbery son años de una fe inconmovible en las posibilidades de Argentina cuando Rubén Darío escribía en su famoso Canto...: «¡Argentina tu día ha llegado!». Son los años en que aparecía el tango, cuando Nizhinski bailó en el Teatro Colón, cuando Buenos Aires inauguraba «el subte», cuando Marconi llegaba ese país para realizar la primera comunicación radiotelefónica con Irlanda y Canadá, cuando los estancieros argentinos «tiraban manteca al techo» en París, y que comenzaban a aparecer los ídolos populares provenientes del deporte y del arte. Buenos Aires había dejado de ser la «Gran Aldea» para convertirse en la «París de Sudamérica». Pocos personajes expresaron como Jorge Newbery ese momento de Argentina.

 

Buenos Aires había dejado de ser la «Gran Aldea» para convertirse en la «París de Sudamérica». Pocos personajes expresaron como Jorge Newbery ese momento de Argentina.