El imperativo de la hora
 
Necesitamos barcos, ferrocarriles, puertos y máquinas de trabajo y no nos podemos detener a la espera de milagros. Si no hallamos la solución en este primer concurso del mes del de noviembre, será en un segundo o en un tercero próximo, y si desfavorablemente no fuese posible aunar nuestro justo propósito con los intereses momentáneos de los que nos pueden ayudar, lo haremos solos, porque ello es ya un imperativo de nuestro progreso, poruqe es un mandato de la argentinidad, porque lo requiere nuestra soberanía, dentro de un programa que no persigue ninguna autarquía deformada por el exacerbado nacionalismo, sino porque aspira contar con un mínimo de independencia fundado en un equilibrado afianzamiento de las modestas conquistas de nuestros esfuerzos, para el bien de todos los que bajo este cielo pródigo trabajan con anhelos de paz y de libertad. Una empresa siderúrgica que abastezca las necesidades locales con productos de cada vez mayor valor agregado, de aceros especiales, de una forja especializada, de rieles para ferrocarriles que puedan alcanzar mayores velocidades, de equipos y materiales necesarios para la explotación minera, etc. Todos estos productos de otra forma deberemos comprarlos de una forma desventajosa, quedando relegados los argentinos a trabajar para empresas transnacionales en tareas menores, con plantas altamente automatizadas, que absorben una cantidad mínima de mano de obra, y cuyo planeamiento y necesidades responden a otros intereses